Gracias a tratamientos diferenciados y un trabajo en equipo interdisciplinario, las personas logran retomar acciones como ponerse de pie, caminar e incluso volver a conducir un vehículo.
El 26 de noviembre de 2023, la vida de Marcos Cortés (40) dio un giro inesperado. Un accidente de motocross lo dejó con un trauma raquimedular que le impidió mover las piernas para siempre. Tras un mes en la UTI y Neurología, muchos cercanos pensaron que su vida nunca sería la misma. Sin embargo, su proceso de rehabilitación ha demostrado lo contrario: una historia de esfuerzo, determinación y superación.
Marco inició su rehabilitación en el Policlínico de Neurorrehabilitación del Hospital de Coquimbo, que es parte del Servicio de Medicina Física y Rehabilitación, y que abrió sus puertas a fines de 2022 y que a la fecha ha ayudado a más de 440 pacientes a recuperar su bienestar.
“Pasar a ser una persona con lesión medular, sin posibilidad de mover tus extremidades, es complicado. Uno lo único que busca es recuperar la independencia, poder vestirte solo, comer solo, y en mi caso, volver a manejar o volver a trabajar, que es lo que estoy haciendo. Cuando me accidenté el 2023, no pensé en llegar a esta independencia tan rápido”, comenta Cortés, quien pasó más de seis meses en rehabilitación, y hoy puede decir que puede movilizarse por su cuenta, incluso manejando un automóvil que adaptó a sus necesidades.
El Policlínico de Neurorrehabilitación se especializa en rehabilitar a pacientes neurológicos en etapa aguda, comenzando el proceso de recuperación inmediatamente después del alta hospitalaria.
Lo que más sorprendió a los equipos clínicos fue la actitud y determinación de este joven coquimbano de Tierras Blancas. “Marco no podía girar solo, sentarse solo, mantener su tronco, ponerse de pie. Transferirse son cosas críticas de un paciente de este tipo, pero Marco ha logrado todo de manera dependiente. Quizás su pronóstico era lograr todo lo anterior, pero de manera supervisada. Sin embargo, él avanzó tanto que hoy lo puede hacer solo”, comenta con orgullo Julio Fernández, Kinesiólogo del Policlínico de Neurorrehabilitación del Hospital de Coquimbo.
Respecto a su exitoso proceso de recuperación, Marco Cortés explica que “si tú no tienes el apoyo de los equipos alrededor, se hace todo más difícil. Nosotros buscamos más opciones en Santiago, trabajamos con otros kinesiólogos, pero estar en este policlínico de neurorrehabilitación fue la mejor opción que pudimos tomar, porque es donde sacamos mayor provecho y potencial”.
El camino de Bianca
Lo que para muchos es algo natural, como mover las manos y las piernas, se convirtió en todo un desafío para Bianca Muñoz, de 51 años. El 8 de octubre de 2023, un grave shock séptico obligó a los médicos a amputarle sus cuatro extremidades para salvarle la vida. En diciembre de ese mismo año, y tras dos meses de hospitalización en fase aguda, comenzó su recuperación en el Policlínico de Amputados, especializado para la atención de estos usuarios, con la firme meta de recuperar su independencia.
“Al principio no podía estar sentada, moverme de lado, nada. A medida que fui avanzando, por ejemplo, me demoré dos meses en sentarme. Después aprendí a tirarme a la silla de ruedas, a la cama y a trasladarme. Luego pude tomar un vaso de agua con bombilla. Así fui avanzando y hoy puedo tomar un vaso, caminar con mis prótesis, ir al baño, caminar a mi pieza, sentarme en una silla, caminar al patio e incluso ir a la piscina. Son muchos logros que agradezco”, comenta Muñoz, que es oriunda de la localidad de Barrancas, en Ovalle.
Karina Valderrama, Terapeuta Ocupacional del Policlínico de Amputados, acompañó a Bianca durante su proceso de recuperación de 1 año y 4 meses. Su enfoque principal fue ayudarla a ganar fuerza y control para mantenerla sentada y, posteriormente, avanzar en el manejo de sus muñones y prótesis. “Cuando la Bianca vino por primera vez a la toma de molde de sus prótesis, lloramos todos porque fue súper emocionante. Con el equipo de kinesiología nos abanderamos en decir que teníamos que darlo todo junto a ella. Y así fue, evaluamos el panorama y pensamos en que lo mejor era llegar a las prótesis para que Bianca vuelva a caminar y lo logramos”, comenta la profesional.
Actualmente, Bianca asiste caminando y en compañía de sus hijos a los controles de seguimiento con su médico fisiatra en el Servicio de Medicina Física y Rehabilitación del hospital. Aquí se toma el tiempo de saludar y conversar con los profesionales que la apoyaron en su proceso. “Cada vez que vengo les agradezco porque a mí me apoyaron mucho y no me dejaron sola. Podía llegar llorando y ahí seguían conmigo dándome fuerzas. Fueron fundamentales, todo lo que soy ahora se los agradezco a los kinesiólogos y terapeutas, porque sin ellos no hubiera avanzado tanto”, explica Muñoz.
Rehabilitación con un sello distintivo
La discapacidad en las personas es una realidad que necesita ser visibilizada. Según el Tercer Estudio Nacional de la Discapacidad de SENADIS (2023), el 10,6% de la población adulta en la Región de Coquimbo tiene algún grado de discapacidad. De ellos, el 3,2% presenta discapacidades leves a moderadas, y el 7,4% enfrenta discapacidades severas.
El Servicio de Medicina Física y Rehabilitación del Hospital San Pablo de Coquimbo nace el 2008 con el objetivo de que usuarios y usuarias de la salud pública accedan a terapias de recuperación, tanto en el área de kinesiología, como fonoaudiología y terapia ocupacional.
Con la llegada de la pandemia y el aumento de la demanda de pacientes que requerían intervenciones tempranas de rehabilitación, el hospital recibió un importante refuerzo de personal, llegando a casi 80 profesionales en la actualidad.
Hoy, un equipo multidisciplinario de médicos fisiatras, terapeutas ocupacionales, fonoaudiólogos y kinesiólogos realiza más de 110.000 atenciones kinesiológicas al año, tanto en el área ambulatoria como en hospitalización, lo cual refleja el compromiso de los equipos con sus pacientes.
Consultada por el sello distintivo de su equipo, la Dra. Ruth Álvarez de Araya, médica fisiatra jefa del Servicio de Medicina Física y Rehabilitación del Hospital San Pablo de Coquimbo, valora la conexión entre sus equipos interdisciplinarios y la diferenciación en las atenciones. “Hemos aumentado nuestra cartera de prestaciones diferenciadas, hemos aumentado la especialización de nuestras prestaciones profesionales, y hemos trabajado en lo ambulatorio para que la intervención interdisciplinaria se lleve a cabo para acotar el tiempo de permanencia de los pacientes, sin descuidar el acompañamiento con una visión humanizada al usuario”, explica la facultativa.
En ese sentido, el Servicio de Medicina Física y Rehabilitación ofrece una amplia gama de prestaciones especializadas, que incluyen kinesiología, neurorrehabilitación, rehabilitación oncológica, atención a amputados, personas con TEA de alta complejidad y quemaduras, tanto en adultos como en niños y adolescentes.
“Nuestros usuarios pueden estar tranquilos porque este equipo de profesionales seguirá trabajando para mejorar la calidad de nuestras prestaciones, estamos haciendo el esfuerzo en conjunto con el equipo directivo, que está muy consciente de las crecientes necesidades de la población, y que eso va a implicar conseguir mayor recurso humano para poder atender de manera más idónea a los usuarios. Estamos muy esperanzados porque vamos a tener un servicio de rehabilitación espectacular en el hospital nuevo, donde vamos a seguir haciendo el trabajo con el mismo cariño y ganas”, cerró la Dra. Álvarez de Araya.