A días del inicio de la temporada de verano, Braulio Fernández, académico del Instituto de Literatura de la Universidad de los Andes, recomienda algunas obras literarias para disfrutar en estas vacaciones.
Para público joven-adulto
“Una pena observada”
C.S. Lewis (1961)
“En esta especie de crómica íntima y personal, el sino de la muerte se conjuga con los demás elementos de la naturaleza humana de manera admirable. Más allá de la capacidad del autor para internalizar y concientizar la existencia de la muerte en él, más allá de las definiciones que en un momento dado sea capaz de dar al respecto, en definitiva, la muerte está ahí: irrefrenable, inamovible, siempre a la espera. C.S. Lewis observó humildemente su pena tras la muerte de su mujer, Helen Joy Davidson Gresham. “H”, en la obra, se transforma paulatinamente de la víctima de un sino –o en la victimaria del sino de Lewis—en una alegoría de lo que es la muerte misma. Un libro descarnadamente triste pero conmovedoramente esperanzador”.
Para adulto
“Diario del año de la peste”
Daniel Defoe (1722)
“Relato novelado de los hechos históricos sucedidos en Londres durante la llamada “Gran Visitación” del año 1665. Una narración escalofriante de la última de las grandes epidemias de peste bubónica que asolaron a Europa, y que en la capital inglesa arrasó con cerca de cien mil personas en menos de ocho meses. Daniel Defoe, el autor de “Robinson Crusoe”, escribe en primera persona en calidad de habitante de la ciudad y que vivió como testigo los feroces acontecimientos, logrando sobrevivir. De hecho, el extenso título original de la novela incluye la frase “escrito por un ciudadano que permaneció en Londres todo aquel tiempo”, enfatizando de un lado la suerte de la supervivencia y de otro una morbosa temeridad. Una obra obviamente muy actual”.
“Cántico de Nochebuena”
Para niños
Charles Dickens (1843)
Un cuento maravilloso, que suele encontrarse en el volumen titulado “Cuentos de Navidad”. La historia es conocida entre nosotros gracias a varias y muy buenas versiones, en dibujos animados y no, para cine y TV.
“Al viejo avaro y cascarrabias de Scrooge se le ha muerto su socio Marley. Ha quedado sólo a cargo del negocio, ayudado por un pobre dependiente que pasa un frío de los mil horrores: sólo recibe un carbón para calentarse y se desentume los dedos para escribir en la llama de la vela. Entre otras peculiaridades, Ebenezer Scrooge detesta a las personas en general, a las instituciones de caridad en particular; y, por sobre todo, detesta Navidad. La historia se desarrolla entre la magia, la tragedia y la risa. La misma Nochebuena, Scrooge recibirá sucesivamente la visita de tres fantasmas: el Espíritu de la Navidad Pasada, el Espíritu de la Navidad Presente y el Espíritu de la Navidad Futura. Cada uno de ellos le mostrará aspectos cruciales de su vida, al modo de un viaje de reconocimiento, arrepentimiento y expiación”.