Pronósticos confirman un invierno seco y con bajas temperaturas para la región

Meteorólogos explican que los modelos a la fecha revelan que son prácticamente nulas las probabilidades de que se generen precipitaciones en los próximos meses. Pese a que los embalses se encuentran con buenas reservas debido a las lluvias del año pasado, la falta de nieve para la recarga preocupa a los regantes, quienes ya están extremando los esfuerzos para cuidar el recurso existente.

Tras atravesar por un periodo de 10 años de sequía, el 2017 encendió las esperanzas en la región, pues las abundantes lluvias registradas en mayo y junio permitieron en parte recuperar los sistemas hídricos. Sin embargo, esta bonanza no se repetiría este año, ya que los informes meteorológicos ratifican que la escasez hídrica nuevamente se hará presente.

Así lo confirman los expertos, quienes plantean que existe una alta probabilidad de que en lo que queda de otoño y el invierno la presencia de precipitaciones sea más bien nula en la zona.

Jaime Leyton, meteorólogo de Ahora Noticias de Mega, manifiesta que existe gran incertidumbre respecto a lo que se va a venir en los próximos meses. El profesional explica que a la fecha no hay factores climatológicos a nivel planetario ni a nivel local, ni en los trópicos ni en ninguna zona que afecte la Región de Coquimbo, por lo cual “ha habido una ausencia bien prolongada de precipitaciones y eso va a extenderse por lo menos a lo que resta del otoño y hasta el comienzo del invierno”.

Esta situación se provocaría por el hecho de que estamos en la más absoluta neutralidad en cuanto al fenómeno de La Niña. “Esa neutralidad se extiende por lo menos a uno o dos meses en el invierno y se estima que la instalación del fenómeno de El Niño vamos a verla recién, en el mejor de los casos, en la mitad del invierno o, siendo más realista, en el comienzo de la primavera”.

Por lo tanto, afirma, “desde ese punto de vista se dificulta la instalación de El Niño y que ocurran periodos de lluvias importantes”.

Lo único que queda esperar, agrega el experto, es que ocurra una situación intraestacional que se conoce como Madden Julian, que es una oscilación que tiene un ciclo de entre 30 y 45 días y que ésta pudiera estar en su fase favorable cuando ingrese un sistema frontal “para que pueda darle más energía e instalarlo en la zona central y centro norte para que se pudiera dar algún tipo de precipitaciones”. En caso contrario, advierte que “el panorama es bien desalentador en lo que resta del otoño, el invierno y la primera”.

Según indica, lo que favorece hasta ahora es la estacionalidad, es decir, que vamos a empezar una época que típicamente tiene más condición de que algún evento de precipitaciones llegue hasta la zona. “Pero la mayor probabilidad, dada la neutralidad y la ausencia de otros fenómenos, es que las lluvias sean escasas en la Región de Coquimbo” y agrega que “la probabilidad más alta es que haya baja presencia de precipitaciones en lo que resta del otoño, por no decir nulas y el comienzo del invierno va a ser deficitario o notoriamente deficitario”.

Así también lo confirma el meteorólogo regional Cristóbal Juliá, quien señala que “el pronóstico ya está súper claro y ya no hay una doble lectura. Yo al menos lo venía proyectando así hace varios meses, un año seco y frío y es justamente lo que se ha estado dando”.

El experto va más allá y plantea que ya el hecho de que no se haya registrado a lo menos un evento de lluvias en la región hasta el mes de mayo significa que “estaríamos hablando de un inicio de invierno más seco de los últimos 50 o 60 años. Hemos tenido años secos, pero en mayo siempre se había dado al menos un evento de precipitaciones, de 3 o 5 milímetros, algo, pero ahora estamos a punto de terminar el mes y no ha ocurrido nada”, puntualiza.

Juliá manifiesta que lo más probable es que en algún momento se presente algún evento de precipitaciones en junio o julio, “pero ya estamos con un déficit hídrico bastante importante respecto de las precipitaciones normales para la temporada y como se ve el panorama respecto del fenómeno de El Niño y algunos fenómenos climáticos nada apunta a que podamos tener un invierno lluvioso, eso no se ve por ninguna parte”, recalca.

“Todo apunta a que vamos a tener un año seco y frío, porque en general cuando los años son secos son también fríos”, reafirma.

El meteorólogo plantea que si bien los registros de lluvias del año pasado permitieron cierta recuperación, el hecho de que este año no caiga nieve complica el escenario, toda vez que ya no existen reservas a la fecha.  “Cuando tienes eventos de precipitaciones muy aislados y débiles no se alcanza a acumular suficiente nieve en la cordillera y hasta este momento ya las reservas de nieve se agotaron. Las reservas se comienzan a dar cuando existen distintos eventos frontales consecutivos”.

En este sentido, alerta que “el escenario es bastante negro, poco auspicioso”. Eso no quita que vaya a llover, recalca, “pero vamos a estar bajo los parámetros total  y claramente, con las precipitaciones que podamos tener este año, no va a ser suficiente para que, una vez que lleguen los deshielos en los meses de primavera, se puedan recuperar los embalses o el sistema hidrológico, de hecho, se va a ver muy dañado este año”.

Por su parte, en el boletín mensual emitido por el área meteorológica del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA), se  informa que el invierno 2018 se presentaría con precipitaciones bajo lo normal en gran parte de la región, según los modelos de consenso mundial, más los análisis locales que realizan los especialistas de la institución regional.

De acuerdo al documento, dos posibles explicaciones respecto a esta disminución serían “la Oscilación Cuasi bienal (QBO), la cual desde julio del 2017 ha entrado en fase negativa, según la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA), así como las dorsales en altura, las que podrían ser más cálidas o frecuentes de lo normal”, según el reporte.

Luis Muñoz, meteorólogo de este organismo, sostiene que se sumarían a este panorama los efectos residuales de la salida del fenómeno de La Niña, presente hasta comienzos del 2018.

“La presencia de la fase negativa de la oscilación cuasi bienal, quiere decir que tenemos vientos más debilitados del este en la estratósfera baja, que frenan de cierto modo a la parte más alta de los sistemas frontales. Esto no significa que vamos a tener un periodo seco en su totalidad, sino que el total de precipitaciones de este año en la Región de Coquimbo sería menor”, declaró.

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